sábado, 10 de febrero de 2007


Cada vez que intento averiguar mis orígenes, me encuentro con una imagen perturbadora enquistada en mi genealogía. Algunos dicen que uno de mis apellidos es catalán, otros que es francés, de la zona de bretaña. En campo de plata, una torre en azur en llamas de gules y oro... ¿que demonios me querían decir mis antepasados? o fortuna velut luna... statu variabilis???. Lo paradójico es aquel arquetipico - y triste - simbolismo: La torre, simbolo de defensa, de guarida, de seguridad, incendiada como se me incendian las cosas cada vez que sueño, como se enciende en llamas todo lo que toco, como el fuego abrasa mi vida hasta el extasis, y luego convierte en cenizas aquello que tenía por seguro, cenizas que son semillas de un bonsai que debo podar como un jardinero en crisis psicótica (y paciente como un chino) para hacer surgir otra torre...
Y esperar a que no se incendie...
Algo del loco Descartes ("de los mapas" en Francés) debo tener, buscando siempre aquello seguro y verdadero para empezar algo... indefinido...
Condenados signos...

Hace una semana atrás tuve un orgásmo artístico neoclásico, con una obra existente aqui, exactamente, en SANTIAGO!!! ciudad de las manchas sobrevaloradas y las rayas que rozan la psicopatología dura, ciudad donde se reemplazan las operas magnas por estudiantes de teatro que se divierten contorsionando sus cuerpos y rostros dentro de un cono gigantesco de cartón y PVC...
Bueno, thats the life.
Estoy hablando de la Fuente Alemana, aquella que en silencio reposa en el parque forestal, y que los niños se preocupan de limpiar con sus orines para sacarle el óxido en que esta ciudad ha sumido al arte. Me da la impresión que mucho se ha hablado - y poco se ha publicado, obviamente - sobre esta obra, pero yo, como humilde heredero de la gran Carmela que vino de San Rosendo, quiero compartir lo que experimenté.
Al llegar cerca, no pude dejar de observar, obviamente guardando las proporciones, que teniamos una fontana de trevi cubierta de smog en el centro de Chile. Y una Fontana di Trevi interactiva: La gente se encaramaba en la estatua, los niños jugaban en torno a estos colosos y escalaban la pálida pero genial representación de la cordillera de los andes, el conjunto de piedras en la cual se posa el cóndor. Si los museólogos modernos hablan de que la gente debe apoderarse de la cultura, no me cupo duda que esta era la forma: Niños jugando en la fuente, y lo mejor, ¡Sin rayarla!
Como esos niños, recordé lo que no hice cuando chico y me encaramé en la fuente sacandole fotografías a cada rincón y manteniendo a raya un dejo de vertigo. Si hubiese podido echarme aquel mundo en la mochila, me lo traigo a mi casa, aunque hubiese sido muy notorio. Su autor, de apellido Eberlein, en esta obra logro captar la escencia de lo que para mi es Chile: desde la montaña, constituida por una serie de bloques de piedra perfectamente situados (muy "alemanamente" por lo demás) nos observa un cóndor, quizas de los elementos más acabados y perfectos de la fuente entera, que como amo y señor de la montaña mira hacia el poniente a los locos hombres, en la unica tierra en el mundo donde se puede tener certeza de donde esta el poniente y de donde surge el sol.
Delante, y enigmáticamente, se nos presenta un sujeto con un panaceo, sentado sobre bolsas de monedas de oro, y lo más importante, empuñando un martillo que se sostiene con gracia sobre esta montaña, como intentando decirnos que a través de aquella herramienta, lo que se extrae (y lo que nos regala este pillán representado por el condor) se convierte en riqueza.
La escultura principal, representa lo que es chile. No hay tierra más allá de la montaña, sino sólo un barco, una "nave de los locos", unas tablas unidas por el sin sentido del mar, que vagan sin rumbo, expuestos a fuerzas gigantescas e incontrolables. En esta barca se yerguen elementos y personajes enigmáticos: una ninfa que lucha contra el reptil, elemento presente en cientos de fuentes que vi en Roma yq eu representa la belleza y la razón venciendo al cerebro "reptiliano" y primitivo, cosa que no me entusiasma mucho, pero bueno; un Triton, barbado, semejante a un pescador de la caleta de LLico, con su red pletórica de peces; un sujeto, con cara de bosquejo de Da vinci, que sostiene un gran martillo (metáfora de "por la razón o la fuerza"?) y finalmente un personaje, que sostiene una bandera con majestuosidad, observando lo que es el "ocaso" de su naturaleza divina.
Lo unico triste son los marcados rasgos alemanes de los personajes (me imaginé inmediatamente un video de rammstein), y es triste por que lo asombroso de esta obra es que los sujetos, si fueran mapuches, viajan hacia la muerte...
Algún dia, si el maldito trabajo lo permite, nacerá CURUYENE...

Saludos terricolas

Aqui abro mi blog. En un principio no sabia pa que chucha abrir uno, pero realmente tengo tanta basofia en la cabeza (donde aprendes esas palabras bart!!!) que lo considero necesario y hasta esencial para mi salud mental... jajaja.Aqui escribiré algunas ideas, ensayos, advances de mis cuentos y novelas, muestras de pinturas, y lo que se me ocurra, a ver a quien le interesa tanto cachureo.Bienvenidos.